El Che camina por Santa Clara
Pareciera que fue ayer cuando tu paso enérgico y victorioso pisara las calles de esta ciudad por primera vez y en la Universidad Central Marta Abreu establecieras tu primera comandancia, cual signo premonitorio de tiempos futuros.
Pareciera que fue ayer, y ya hace casi medio siglo, desde que Santa Clara entera se despertara para verte en aquellos días de diciembre de 1958, en que librabas la batalla última contra el tirano.
Pareciera que fue ayer, el momento exacto en que de aquí partieras hacia La Habana para iniciar tu vida de ministro y presidente del banco, dejando tras de tí una estela de cariño y respeto que nunca te abandonaría.
Y pareciera ayer, que de nuevo nuestras calles te vieran fundando fábricas y construyendo industrias. Cuánto amor pusiste, Che, en cada empeño, en cada obra. Cuántas gotas de sudor vertiste en el esfuerzo constructor de una Cuba nueva.
También pareciera que fue ayer, el día que tus enemigos quisieron matar tu cuerpo y desaparecer el ejemplo que inspirabas. No sabían, como sí nosotros, que nada iba a impedir que te encontráramos.
Hace once años, en un octubre semejante, volviste vencedor a tu ciudad. Y de nuevo todas sus puertas se abrieron para verte y otra vez cada rostro se llenó de orgullo de poderte tener para siempre entre nosotros.
Che, cada día recorres Santa Clara. Vives en todo niño que recibe por primera vez su pañoleta y jura ser como tú.
Presente estás en cada joven, mujer y hombre que marcha hacia los campos cercanos a restañar las heridas de la naturaleza y seguir tu ejemplo inspirador de promotor del trabajo voluntario.
Latente estás en cada médico, maestro, soldado, trabajador social,fotógrafo, escritor y periodista, que eso, y muchísimo más, fuistes.
Cómo olvidar entonces, desde tu nueva comandancia, el reclamo tuyo y de sus guerrilleros de traerte resultados, surcos de fuego, cañas cortadas.
Pareciera que fue ayer, Che, y es hoy, mañana y siempre que caminas y caminarás por nuestras calles, las tuyas.
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